Hola, aquí os dejo un pequeño relato que escribí hace un tiempo para un concurso. Espero vuestras críticas.
LA PENÚLTIMA HOJA DEL OTOÑO
Ayer miraba a la nada a través del vidrio que separaba el frío de su interior del calor de la gente que paseaba por aquel parque. Sus ojos permanecían paralizados ante su incredulidad. Una vida, dos vidas, tres vidas… decenas, centenas de vidas desfilaban delante de él, y la suya, su propia vida, permanecía quieta, sosegada, sin ánimo, sin fuerzas, como muerta, pero en vida… porque su corazón todavía latía.
Esta mañana seguía mirando a través del dichoso cristal. Éste era el único afortunado de contemplar su mirada. Sus ojos estaban, si cabía, todavía más quietos. Nada ni nadie poseía el encanto para arrebatarle el más ínfimo gesto, lo más mínimo… eran totalmente inexpresivos.
Esta noche ha continuado mirando, incluso a oscuras, por la ventana. Sus ojos no cesaban en el empeño de adivinar que descubría el mundo fuera de aquella habitación, y su movilidad era nula.
Ahora, sus ojos, inmóviles desde y para siempre, se reflejan en la opacidad del vidrio por la oscuridad que provoca la noche en el exterior. Dos lágrimas vergonzosas comienzan a descubrirse y a recorrer su camino por las mejillas. Es un llanto breve y silencioso, callado en la angustia de la soledad.
Ahora llora, sus manos posan sobre la cama, la habitación es iluminada inútilmente por un haz de luz piramidal. Sus dedos recorren la última página de un libro invisible para mis ojos, en cuyas tapas los suyos no pueden leer “La penúltima hoja del otoño”.